miércoles, 24 de junio de 2009

Don Quijote y Sancho: protagonismo dual de la novela

Dibujo de Juan Pastor, junio 09


El protagonismo dual es una característica de las novelas cervantinas. En esta obra don Quijote y Sancho desempeñan esta función.
Un acierto de Cervantes fue el haber elegido como protagonista del Quijote a un personaje enloquecido por la lectura de libros de caballerías, pero cuya perturbación sólo impide el lúcido funcionamiento de su cabeza en lo concerniente a dicho tema.
Don Quijote protagoniza el ideal de restaurar en su época la caballería andante. A esta quimera caballeresca adecua todos y cada uno de los elementos de la realidad, transformándolos de acuerdo con su código de caballero andante. Para ello acude con frecuencia a los encantadores, salvo que la realidad ya se le muestre transformada por los demás, como ocurre en casi toda la segunda parte. Su formidable voluntarismo se mantiene firme hasta la segunda parte, pero entra en decadencia a partir de su descenso a la cueva de Montesinos (II,23), se expresa en la afirmación de su desfallecimiento al final de la aventura del barco encantado (II,29) y acaba en completa bancarrota espiritual cuando propone a Sancho el innoble trato de creerle lo que éste dice del vuelo de Clavileño (II,41) a condición de que Sancho le crea a él lo de la cueva de Montesinos...
Si don Quijote es sujeto de un proceso que le va llevando a la caída de su ficción caballeresca y acercándole cada vez más a la realidad y a la figura de Sancho, el personaje de Sancho Panza experimenta el fenómeno contrario, y complementario, al de su amo. (Proceso que Madariaga llamó quijotización de Sancho y sanchificación de don Quijote).
El escudero actúa de acuerdo con el sentido común y ve la realidad tal como es, y así se lo repite constantemente a su amo. Poco a poco va tomando cariño a don Quijote y se enorgullece de serle fiel. Su quijotización empieza a manifestarse ya en la primera parte (conducta en la batalla de su amo con los cueros de vino, I,35). Esta quijotización de Sancho se consuma en la segunda parte de la novela : encantamiento de Dulcinea (II, 10); vuelo de Clavileño (II,41); en su actuación como gobernador de Barataria etc, e incluso en su empeño en alentar al mismo don Quijote, en el lecho de muerte, a que ambos se dediquen a la vida pastoril.


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